Tratamiento
Como hemos comentado anteriormente, el
Síndrome de Prader-Willi es una enfermedad
genética que tradicionalemnte se caracteriza por hiperfagia, obesidad,
hipotonía (enfermedad genética que tradicionalmente se caracteriza por
disminución muscular), hipogonadismo, baja estatura, problemas de
comportamiento, manos y pies pequeños, retraso mental leve, entre otros.
El
síndrome de Prader-Willi no tiene cura; sin embargo, existen varios
tratamientos para disminuir los síntomas de la condición. De este modo, para
que mejoren los sujetos, durante la infancia deben ser sometidos a tratamientos
que continuarán hasta la edad adulta y así poder mejorar.
La hiperfagia y obesidad
Como ya sabemos, las personas que padecen el síndrome de
Prader-Willi ingieren cantidades excesivas de alimentos debido a un defecto en
la zona inferior del cerebro que controla las sensaciones normales de saciedad,
además de tener un metabolismo muy lento, pudiendo causar obesidad.
En este caso, diversos estudios han
mostrado el beneficio de tratar con GH a los niños con esta afección;
así, se ha logrado una mejoría en la composición corporal, la agilidad y la
potencia física, y una mejoría en el crecimiento, ya que se ha mostrado que los
que padecen del síndrome pueden presentar un déficit parcial de GH.
La
hipotonia
La hipotonía y debilidad muscular
facilitan las infecciones respiratorias recurrentes, que se dan casi en el 50%
de pacientes adultos con SPW. Una de las consecuencias es que los pacientes no
pueden respirar profundamente o toser eficientemente, y son incapaces de
eliminar las secreciones de la vía respiratoria; de modo que la fisioterapia y el ejercicio para mejorar la fuerza de la musculatura torácica
puede ser muy útil para mejorar la capacidad para eliminar las secreciones y el
funcionamiento pulmonar.
En cuanto al tratamiento farmacológico,
para no empeorar los problemas respiratorios, se debe utilizar con precaución
los ansiolíticos.
El
hipogonadismo
Se trata de un trastorno en que los testículos u ovarios no son
funcionales o hay incapacidad genética del hipotálamo para secretar cantidades
normales de ciertas hormonas. Así pues, el tratamiento que se recomienda es individualizado, basándose en la
repercusión orgánica que el déficit de hormonas
sexuales provoque y la tolerancia de cada paciente en concreto.
Este déficit de GH presente en el
SPW también está relacionado con la osteoporosis,
por lo que también se aconseja practicar
densitometría ósea en la edad
joven, promover el ejercicio físico y tener un aporte adecuado de vitamina D y calcio.
Se
observan cambios de conducta conforme una persona con SPW va creciendo. Si bien
en la infancia son cariñosos y felices, con el tiempo observamos cambios de
humor, dificultad de adaptación y hábitos obsesivo-compulsivos.
No existen ensayos clínicos que evalúen
la eficacia y efectos de los distintos tratamientos farmacológicos en este
caso; sin embargo, actualmente es indispensable las actuaciones educativas tempranas por profesionales
educadores expertos en SPW, con apoyo
psicológico a cuidadores y familiares, y con actuaciones específicas
cuando surgen problemas de comportamiento o psicóticos.
De este modo, estudios clínicos han confirmado que el tratamiento con hormonas del
crecimiento puede normalizar el crecimiento tanto físico como sexual y reducir
la proporción de grasa, así como aumentar el tono muscular.
No obstante, cabe señalar que también es importante mantener
un control de la alimentación, la fisioterapia y el asesoramiento psicológico
para mantener el efecto positivo a largo plazo.
En
resumen, el síndrome Prader-Willi es
una enfermedad genética que no
se puede prevenir. El
tratamiento con hormonas así como la
prescripción temprana de medicamentos puede llegar a aliviar los
síntomas. Sin embargo, con un diagnóstico
precoz, especialmente mediante análisis genéticos, el pronóstico para las personas con SPW está
empezando a cambiar, ya que el tratamiento terapéutico puede permitir
una evolución mucho más favorable de la enfermedad, tratando los comportamientos peculiares y apoyando el
crecimiento lineal.
Pronóstico
El pronóstico está estrechamente relacionado con las características propias del síndrome. Lo estudiaremos desde un punto de vista médico, psicopedagógico y psicosocial.
Pronóstico
El pronóstico está estrechamente relacionado con las características propias del síndrome. Lo estudiaremos desde un punto de vista médico, psicopedagógico y psicosocial.
En cuanto al
pronóstico médico, los afectados por el
síndrome de Prader Willi presentan una esperanza de vida reducida, cercana a
los 35 años. Esta, es consecuencia de la menor sensibilidad al
dolor (dificultando diagnósticos) y sobre todo, de las complicaciones derivadas
de la obesidad. El correcto diagnóstico
y tratamiento, dirigidos sobre todo a estos aspectos, permiten una
notable mejoría en la calidad y esperanza de vida.
En el ámbito
psicopedagógico, durante la etapa escolar y debido a su mayor dificultad para
el aprendizaje, serán considerados
alumnos con necesidades educativas especiales, requiriendo la educación
adecuada para su nivel de CI. A pesar de
no estar preparados para una vida completamente autónoma, son capaces de
terminar estudios superiores (Educación Secundaria, Formación Profesional, e
incluso estudios de grado), y trabajar
bajo las condiciones adecuadas, siempre bajo supervisión para el control de los
patrones conductuales relacionados con el síndrome.
En el área
psicosocial, el éxito de las personas con SPW va a estar condicionado por el
grado de retraso mental, la conducta, dificultad para desarrollar relaciones
interpersonales, y la capacidad de adaptación a normas y situaciones que
difieran de su rutina habitual.
Autores:
Alberto García Piorno
Kiara Cristina Córdova Pasache
https://prophecypublishing.org
ResponderEliminarEn el ámbito psicopedagógico, durante la etapa escolar y debido a su mayor dificultad para el aprendizaje, serán considerados alumnos con necesidades educativas especiales, requiriendo la educación adecuada para su nivel de CI. A pesar de no estar preparados para una vida completamente autónoma, son capaces de terminar estudios superiores (Educación Secundaria, Formación Profesional, e incluso estudios de grado), y trabajar bajo las condiciones adecuadas, siempre bajo supervisión para el control de los patrones conductuales relacionados con el síndrome.